Por todas esas cosas que merecen ser contadas.

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lunes, 1 de noviembre de 2010

triste tarde


Afuera está haciéndose de noche, apenas se aprecian unas rayas claras, dentro, la lamparita de mi escritorio ilumina mi habitación. Me quedo observando pensativa los globos del suelo, rastros de la diversión de anoche; observo las estanterías, llenas de libros y de objetos tan mios y a la vez tan impersonales que me hacen preguntarme qué significa todo eso para mi. Al ordenador hay enchufados unos cascos, finalmente puestos en mi cabeza, a través de ellos llega a mis oídos una y otra vez una melancólica canción acerca de otro mundo, que ofrece posibilidades de huir del ruido, de la gente, del humo... huir a un lugar lleno de magia y luz... corre escapa no mires atrás, ellos no te entienden, te dejaron sola en la oscuridad, donde nadie puede ver tu luz...
y entonces estallo a llorar. Porque no hay mas que realidad, oscura y fría realidad, dolor y soledad.

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